2 de noviembre de 2012

PRENSA: ORCOS SIN ANILLO

A continuación os dejo, a mi forma de ver, uno de los mejores artículos que he visto en la red, hablando sobre la secta periodística de este país, haciendo una radiografía perfecta de lo que, ahora mismo, esta prensa manipuladora quiere hacer con nuestro club. Un artículo que merecería ser portada de cada uno de los blogs nacional-madridistas que tenemos en la red y que, por lo menos desde Madridismo Activo, queremos hacernos eco de él.

El artículo lo descubrí a través del camarada de Madridismo sin Complejos, y está escrito por Miguel Queipo de Llano, recientemente invitado a Punto Bazofia por sus opiniones (políticamente incorrectas) sobre Iker, y que evidentemente no gustaron en el programa, sobre todo a la "madre" periodística de Iker, Carmen Colino, hasta llegar al llanto (¡pobre!). Artículo que podéis encontrar en su página soymadridista.com.

Aquí os dejo el artículo, tal cual:






"Nunca se miente más que después de una cacería, durante una guerra y antes de las elecciones". Al autor de tan redonda cita, Otto von Bismarck, canciller alemán en el Siglo XIX, le llegó la muerte en 1898, por lo que no pudo ampliarla. Si hubiera aguantado cuatro años más, hasta 1902, podría haber dicho tranquilamente que "nunca se miente más que después de una cacería, durante una guerra, antes de las elecciones y sobre el Real Madrid".

Durante esta temporada asistimos, atónitos, a un nuevo posicionamiento de la Prensa, la que vive del público que la consume. Más allá de que habría que exigirle al Ministerio de Sanidad que los periódicos deportivos llevaran, como las cajetillas de tabaco, un porcentaje de su portada con un destacado recuadro negro advirtiendo de los efectos perjudiciales provocados por su lectura para el correcto desarrollo intelectual de la persona; una foto de, pongamos por caso, Segurola y JayCee Iglesias, con la leyenda: "Leer este periódico puede provocar 'plestoceinismo' y anclamiento mental en mayo del 68". Pero estábamos con el nuevo posicionamiento de la Prensa.

La Prensa ha pasado de informar al público que elegía consumirla a echarse al monte, como si fuera Sánchez Gordillo y su caterva de robacarritos, bandoleros del Siglo XXI. Pero mientras el alcalde de Marinaleda no es más que un pobre imbécil buscando notoriedad, la misión de esta nueva Prensa recién amanecida es distinta: liquidar a los que no piensan como ellos, que en el caso de la deportiva venimos a ser los madridistas de bien, nosotros. Porque para ellos el mundo sería mejor sin portugueses, con aficionados al deporte sibwaneros y donde ellos puedan manejarse a su antojo lobotomizando consumidores.

Los que estéis en las redes sociales lo habréis visto. Tras el desencadenate provocado por un retweet de Manolo Matamoros (@chamartin4ever) sobre un muy buen posteo de @Jarroson en su blog han saltado todos como orcos enfurecidos. De repente, su objetivo número uno es liquidar al disidente, para lo que usan todas las armas a su alcance. Y como lo que más a su alcance tienen es el serrín de sus huecos cerebros nos están poniendo perdidas las solapas del chaqué, con el consecuente engorro.

No meto a todos en este saco, por supuesto, porque generalizar es del género estúpido. Pero sí que resulta cuanto menos curiosos ver cómo los popes del periodismo patrio, todos rondando las 60 castañas (y sí, coincido con Cebrián, qué le vamos a hacer: con la evolución tecnológica el 90 por ciento de periodistas que ahora tienen más de 50 años no saben hacer la O con un canuto; algunos ni encender un ordenador, apagarlo o incluso hacer Ctrl+S para guardar un textito, no hablemos ya de cosas terroríficamente complejas como configurar una cuenta de email), han optado por el mismo plan: leña.

Estos popes de repente han visto cómo sus opiniones, hasta hace poco tomadas casi como si fueran el Evangelio, son exclusivamente una más: Internet y el auge de las redes sociales han logrado horizontalizar el pensamiento porque todo el mundo tiene la misma capacidad de hacer llegar su mensaje a un público objetivo. Sin imprentas, sin furgonetas de reparto, sin nieve en Burgos que me obliga a cerrar la primera edición a las 23:00 y sin kioskeros. Y en esa pelea donde todos compiten con las mismas armas, la Prensa se desangra.

Por primera vez están teniendo la ocasión de comprobar en primera persona cómo muchas de sus informaciones son celebradas con rechufla, lo importante no son los goles sino cuántos córners sacas. La gente no es tonta y esa sobreexposición de la mafia periodística ha quedado al descubierto, todos sabemos ya de qué pie cojea cada uno, qué intereses bastardos defienden (bastardos porque no defienden la verdad, sino a coleguitas) y que nos han venido tratando como si fuéramos niños en una tienda de caramelos a los que nos querían levantar la pasta que nos acaba de dar la abuela.

No hay que ser un lince para darse cuenta de cómo es esta nueva guerra. Por supuesto, los popes no se enfangan, que ellos son como la Esteban, las princesas del pueblo. Mandan a los pobres desarrapados a que se peguen de guantazos con los disidentes (o lo que ellos consideran disidentes, porque los disidentes son ellos) en las redes sociales. Tenemos a ultras rayistas sermoneando sobre el señorío del Madrí y su política de cantera, a atléticos recalcitrantes pontificando acerca de cómo debe volver nuestro club a la senda del triunfo (porque no hemos ganado la Liga el año pasado batiendo todos los récords, eso son imaginaciones vuestras), a licenciados en márketing criticando a periodistas disidentes por no tener el título de Periodismo, a costillares que critican a Mourinho desde su púlpito telecinqueño por "dilapidar la cantera" mientras sin ningún rubor afirman que "Simeone es un genio por sobreproteger a Oliver Torres y dejarle dos meses apartado del primer equipo".... Y así todo.

Vuelvo a incidir en que afortunadamente no todos. Pero muchos, anclados en el cícero y la linotipia, cuando no directamente en el guasap del amiguete de turno, no son más que una piara de orcos. Orcos enfurecidos porque de repente han visto como unos mequetrefes, nosotros, les hemos levantado el Anillo. Un Anillo que no significaba más que el poder de pontificar sobre lo que les apeteciera sin dar a nadie derecho a réplica. Se han enfangado en una guerra que van a perder.

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